Una figura que crece al calor de su pueblo

Por Gilberto San Juan Serantes

 “Cuba, cueste lo que cueste, tiene que ser libre”, apuntó con optimismo Camilo Cienfuegos en una ocasión y con el propósito de materializar este objetivo fue de los primeros en alistarse como expedicionario del yate Granma para reiniciar la gesta emancipadora legada por sus predecesores.

 Sin dudas, desde el inicio de la lucha guerrillera Camilo se destacó por su arrojo y dio testimonio de su valor al sorprender con sus extraordinarios dotes de combatiente en  la toma del cuartel Uvero, El Hombrecito y Pino del Agua, en este último herido en el vientre y en el muslo, acciones por la que resultó ascendido a Comandante.

 Prueba de su capacidad combativa fue la campaña de la invasión a occidente, la cual solo pudo ser realizada por jefes como él, que con su ejemplo y entereza inculcaban a los patriotas la decisión de llegar hasta el final a costa de cualquier sacrificio.

 Refiriéndose a la hazaña del Señor de la Vanguardia en la columna invasora, Fidel Castro precisó: “Con lo que ha hecho ya bastaría para ganarse un lugar en la historia de Cuba y de las grandes proezas militares.”

 Otro de los combates en los que hizo derroche de coraje fue en la Batalla de Yaguajay, la cual se convirtió para Camilo Cienfuegos en el colofón de una sucesión de victorias que enriquecieron su hoja de servicio en la lucha por la independencia de Cuba.

 Tras el triunfo del primero de enero de 1959, lo designaron como jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Una responsabilidad bien merecida, pues constituía Camilo aquel exponente ejemplar de simpatía y compañerismo, desde su juventud hasta que se produjo la desaparición física del bravo rebelde.

 Su identificación con las masas lo convirtió en un hombre de pueblo, porque en su personalidad se resumen cualidades del pueblo cubano: Valentía, firmeza, intransigencia revolucionaria y lealtad incondicional a Fidel y a la Revolución.

 Al evocar el aniversario 51 de su desaparición física, su recuerdo permanece vivo entre nosotros,  en su legado se inspiran con profundo fervor las nuevas generaciones y en cada nueva batalla vuelven a la mente las palabras del Che: “Porque en su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.”