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Un compañero inseparable

Un compañero inseparable

Por Gilberto San Juan Serantes

 Desde muy niño Carlos Cuello se vio obligado abandonar los estudios para ponerse a trabajar, por lo que no pudo aprender a leer y a escribir. El duro doblegar cotidiano forjó su rebeldía y lo llevó a incorporarse al Movimiento 26 de julio en Manzanillo, su ciudad natal.

 Cuando expresó su deseo de combatir en la Sierra Maestra le respondieron que debía conseguir un arma, así lo hizo y se incorporó a la guerrilla en noviembre de 1957. Su bautismo de fuego fue en Cayo España y a este se sumaron múltiples combates.

 Fue escogido para integral la Columna ocho “Ciro Redondo”, comandada por Ernesto Che Guevara, con quien Carlos hizo toda la campaña de Las Villas.

 Una vez conquistada la libertad fue designado como escolta del Che y partió antes que este a Bolivia a preparar las condiciones para recibir a los futuros guerrilleros. Carlos recibió el nombre de guerra de “Tuma”. Fue el quien junto a Coco Peredo compró la finca de Ñancaguazú, primer campamento de la guerrilla.

 El 26 de junio de 1967, Carlos Marchó a su primera emboscada en tierras bolivianas, en esos momentos los guerrilleros se encontraban cerca de la población de Florida, a unas 42 millas al sudeste de Valle Grande.

 El choque con el ejército se produjo en un lugar conocido como El Piray. En el enfrentamiento Tuma recibió un tiro en el vientre que le destrozó el hígado y murió pese a que el Che y el médico, el primer teniente cubano Octavio de la Concepción  de la Pedraja, lo intervinieron quirúrgicamente en un desesperado intento de salvarle la vida.

 Hay hombres que mueren físicamente, pero la muerte no es verdad cuando se vivido bien la obra de la vida. Sobre esta sensible pérdida escribió el Che:”Con el se me fue un compañero inseparable de todos los últimos años de una fidelidad a toda prueba y cuya ausencia siento desde ahora casi como la de un hijo”.

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