La estatura de un héroe

Por Gilberto San Juan Serantes

 

“Viví en el monstruo y le conozco sus entrañas” Nadie en América como el apóstol vio tanto y comprendió mejor las raíces de la revolución cubana, el presente que le toco vivir y el futuro de Cuba y América.

 

José Martí penetró en la esencia popular de la revolución cubana y constituye una de las más hermosas herencias que nos dejó. Su programa se expresa en el programa del Moncada, estuvo presente en el Granma, en la clandestinidad y en la Sierra Maestra.

 

Nuestro Héroe Nacional casi un cuarto de siglo antes conoció y previó con percepción singular algunas características del Imperialismo, llamándolo por su nombre por lo que se enfrenta a este fenómeno con “La Honda de David”

 

Su humanismo, al colocar al hombre como principio y fin de su obra libertaria; al soñar con que la primera Ley de la República fuera la dignidad plena del hombre. Expresado además, en el amor al prójimo que, incluía a sus propios enemigos y cuya mejor prueba consiste en que, a pesar del trato inhumano recibido en el presidio político, nunca expresó odio a España.

 

Las grandes personalidades no se reproducen. Las nuevas generaciones de cubanos que tendrán la misión de conducir el futuro de este país lo harán con sus propias características, preservando siempre el legado de la dirigencia histórica de la Revolución.

 

El ideario martiano resulta en estos momentos una herramienta clave para enfrentar y resolver los acuciantes problemas que tiene ante sí la humanidad.

 

La obra del prócer independentista cubano es, innegablemente, un reflejo de su amor por todos los hombres y su deseo de un mundo mejor, más justo. Su pensamiento “Patria es humanidad” es un principio básico de la revolución cubana que en medio siglo constituye un ejemplo al mundo de humanismo y solidaridad. Razones sobran y vivimos orgullosos de ello.